Fitoterapia y artritis reumatoide
Es una enfermedad de tipo autoinmune, que se manifiesta por la inflamación de una o varias articulaciones y de sus partes blandas anexas. Los síntomas incluyen dolor, calor, hinchazón, dificultad de movimiento o rigidez articular. Se puede manifestar en cualquier articulación, pero es más frecuente en las manos, la muñeca, los tobillos y los pies. Esta enfermedad va destruyendo el cartílago articular y puede ocasionar erosión del hueso con su posterior deformación, afectando así progresivamente a la movilidad.
La artritis reumatoidea puede iniciarse en una sola articulación y luego extenderse a otras, por lo general de forma bilateral aunque en ocasiones también puede dañar a otros tejidos como el corazón o los pulmones donde causa síntomas inespecíficos. Por todo ello, el diagnóstico inicial es muy importante, aunque difícil en ausencia de daño articular, ya que el cansancio o la febrícula iniciales no hacen sospechar en ocasiones al médico de atención primaria pues son signos comunes a varias enfermedades. Tiene una mayor incidencia en mujeres adultas, aunque puede presentarse en cualquier edad, siendo su progresión muy variable con formas lentas que alternan con periodos de agravación y otras formas más severas y deformantes.
Respecto a la etiología y las causas, como la mayoría de las enfermedades autoinmunes, no se conoce exactamente su origen y tampoco porque el sistema inmune no reconoce como propios los componentes de las articulaciones, atacándolos y causando deformación. Evidentemente existe una predisposición genética a sufrir determinadas enfermedades, pero son los factores externos (epigenéticos) de cada paciente lo que hace que se pongan en marcha mecanismos de señalización que inician la inflamación. Así infecciones pasadas tanto víricas como bacterianas, pueden dejar “rastros” que conducen a producir ciertas señales que confunden a nuestro sistema inmune y le inducen al ataque de estructuras propias. En ello puede intervenir también el desequilibrio de la biota intestinal, que modula la acción inmunológica, como se ha observado en recientes estudios clínicos. En esta línea, la candidiasis crónica del tubo digestivo podría producir una alteración importante con permeabilidad de la pared intestinal y paso de toxinas a la sangre. Otras circunstancias como el exceso de metales pesados del organismo, el estrés oxidativo o ciertas intolerancias alimentarias, producen también inflamación que puede contribuir al desarrollo de la enfermedad.
Las plantas utilizadas en el tratamiento y prevención de la artritis reumatoide son plantas tradicionalmente utilizadas para favorecer la eliminación de líquidos y toxinas, así como plantas con propiedades antiinflamatorias.
Una combinación de plantas con esta actividad la encontramos en la Tisana RE-UR. En su composición encontramos:
Cola de Caballo (Equisetum arvense).
Se utiliza el tallo o parte aérea desecada. En su composición encontramos abundantes sales minerales, especialmente silícicas de potasio. También contiene esteroles, ácidos fenólicos y flavoinoides. Es un excelente diurético y remineralizante. Presenta actividad antioxidante y se ha demostrado el efecto antiinflamatorio en artritis reumatoide.
Foixarda o Corona de fraile (Globularia alypum).
Subarbusto nativo de la región mediterránea, de 30 a 60cm de altura, de tallos ramificados, hojas alternas y flores azuladas. En las hojas encontramos iridoides y flavonoides. Presenta propiedades depurativas y antiinflamatorias, popularmente se utiliza en el tratamiento del reumatismo y la gota. Tiene un efecto laxante y puede utilizarse para el estreñimiento ocasional.
Fresno o Freixe (Fraxinus excelsior).
Es considerado como el árbol de la buena suerte. Sus hojas son ricas en compuestos polifenólicos. Se le atribuye una acción diurética, analgésica y antiinflamatoria, especialmente indicado en casos de gota y enfermedades reumáticas.
Manzanilla de Mahón o Espernallac (Santolina chamaecyparissus).
Los principales componentes del capítulo floral son flavonoides y aceite esencial. Tiene una marcada actividad antiinflamatoria, digestiva y antiséptica.
Bardana o Lampazo mayor (Arctium lappa).
Es una planta bienal, robusta, con el tallo grueso, erecto y ramificado y las hojas carnosas. Con fines medicinales se aprovecha la raíz. Contiene inulina en abundancia, mucílagos, sales minerales, glicósidos amargos como flavonoides, ácidos fenólicos, fitosteroles y taninos. Excelente purificante natural del organismo, favorece la eliminación de toxinasy reduce el volumen de ácido úrico y urea. Indicada en curas primaverales.
Guayaco (Guaiacum officinale).
Es un árbol nativo de América tropical. De hoja perenne, puede llegar a los 13 metros de altura. El Guayaco es un árbol de hoja perenne que puede llegar a los 13 metros de altura. Tanto la madera, la corteza, la resina y el guayacol (aceite esencial) han sido utilizados como tratamiento medicinal. La madera estimula la sudoración y se usa para el tratamiento del reumatismo crónico.
Lespedeza (Lespedeza capitata).
Subarbusto perenne con las raíces ramificadas que alcanza los 60-120 cm de altura, natural de Norteamérica. En el tallo y las hojas encontramos flavonoides, responsables de su actividad diurética y de bajar las tasas de uremia. Fue utilizado por los nativos americanos como moxa para tratar el reumatismo.
Harpagofito o Garra del diablo (Harpagophytum procumbens).
Planta herbácea natural del sur de África. Se utiliza con finalidades terapéuticas la raíz. Los constituyentes químicos más característicos de la raíz de harpagofito son los iridoides, principalmente el harpagósido. Presenta una actividad antiinflamatoria y analgésica, en procesos agudos y crónicos. Diversos estudios clínicos muestran efectividad en el tratamiento de los dolores relacionados con la artrosis, osteoartritis, fibromialgia, lumbalgia crónica y otras afecciones osteoarticulares de origen reumático o no reumático.
Enebro o Ginebró (Juniperus communis).
Arbusto de hoja perenne que puede llegar hasta los 6 metros de altura, podemos encontrarlo en las zonas montañosas de todo el hemisferio norte. Los gálbulos son ricos en aceite esencial, flavonoides y taninos. Principalmente se utilizan por su acción diurética, antiinflamatoria y analgésica.